Cuando se trata de innovar, encuentro con frecuencia reacciones desde dos actitudes extremas: algunos sufren para generar ideas o propuestas creativas, mientras otros dejan volar la imaginación con facilidad y se aventuran a las ocurrencias más extremas. Al final, la prudencia, el juicio crítico, ayudan a ambas partes a buscar salidas en el terreno de lo posible. Lo ideal es que esas salidas no se conviertan en meras fachadas que solo disfracen prácticas añejas, pero también conviene evitar saltos al vacío.
Lo cierto es que antes de desarrollar estrategias concretas, es bueno explorar saliendo de la caja, dejando que fluyan ideas alternativas, por más extraordinarias o alocadas que puedan parecer. Es desde esa perspectiva que me gustó leer un artículo publicado recientemente en The Guardian, donde el autor sugiere que el secreto para formar niños felices es "deshacerse de los maestros y prohibir las tareas". Suena provocador, por supuesto. Por eso propongo no anticipar juicios y darse oportunidad de leer con mente abierta lo que propone el texto.
Esa mente abierta nos será especialmente necesaria en las semanas y meses por venir, pues estaremos invitando a todos los miembros de nuestra comunidad a pensar cómo podemos reformular y fortalecer nuestra propuesta educativa, a fin de tener un Colegio que esté realmente a la altura de los tiempos por venir y de los fines tan altos a los que aspiramos.
Por lo pronto, para ir abriendo boca e ir despertando el debate, les dejo el texto al que hacía referencia líneas arriba: The secret of happy children?.
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