Encuentro, escucha y entusiasmo

Reintegrarnos a las actividades cotidianas después de unos días de descanso, siempre es una experiencia llena de emociones. Si tuvimos la oportunidad de cambiar nuestras rutinas y desconectarnos un poco de lo habitual, posiblemente llegamos con más energía, con ánimos renovados, con más "pilas". Muchas veces al volver de vacaciones he escuchado a algunos amigos quejarse de "volver a la realidad", como si su realidad fuera algo molesto, algo que les incomodara y prefirieran evitar. Entiendo que muchas veces es algo que decimos producto de la necesidad de descanso, pues el estrés al que estamos sometidos ordinariamente nos pasa facturas caras con frecuencia.

Hoy que tuve la oportunidad de encontrarme con muchos de ustedes en un ánimo positivo, me vino a la mente un artículo publicado este fin de semana en el suplemento del diario El País, con el título "La paz hay que bebérsela". El texto remite al chanoyu, ritual japonés que busca propiciar el encuentro y la conversación entre las personas. De inmediato pensé en la forma en que el estrés cotidiano nos dificulta el encuentro, el intercambio con los otros, la escucha atenta, el diálogo cercano. Mientras leía el texto me hacía varias preguntas que quisiera compartir con ustedes. ¿Cómo podríamos crear rituales que nos permitieran propiciar encuentros más cercanos, más humanos, entre nosotros y con nuestros alumnos? Si bien es difícil o poco realista hacer una ceremonia de té al inicio de cada clase, ¿habría maneras de crear ambientes propicios para estar con los otros de una manera más cercana, más serena? ¿De qué forma podríamos crear nuestras propias rutinas para conservar ese ánimo que suelen dejarnos los días de descanso?

Les dejo el enlace al artículo escrito por Francesc Miralles esperando les guste y los lleve a pensar en nuestros ambientes, nuestras posibilidades para generar ambientes de escucha y, ¿por qué no?, quizá crean nuestras ceremonias de té para encontrarnos de vez en cuando.


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