Exprimir a nuestros alumnos


Creo que un anhelo compartido por los buenos maestros, en casi cualquier nivel educativo, es encontrar el modo de sacar el mayor provecho posible a sus alumnos en términos de aprendizaje.

En tiempos dominados por la banalidad y la superficialidad, es frecuente sentir cierta frustración cuando las respuestas de los alumnos se quedan en monosílabos. "Sí", "No", "Bien", "Mal", "No sé"... ¡Y a veces ni eso!

Sin duda parte de la clave está en cómo formulamos las preguntas. Suena sencillo, pero estimular la reflexión y, sobre todo, el impulso del alumno para compartir lo que le viene a la mente, no es cosa trivial.

En mis intentos por "exprimir" a mis alumnos, por sacar el mayor jugo posible de lo que dicen, me topé en el Blog Tiching con una entrada de título provocador que les propongo leer: 5 técnicas para que tus alumnos estires sus respuestas. Quizá no es la panacea, pero sin duda propone pautas que conviene recordar para no quedarnos siempre con la primera respuesta que los chicos nos arrojan.

Sin duda el programa de Filosofía para Niños nos brinda otras herramientas para "estirar" respuestas. ¿Qué tanto las usamos? ¿Cómo emplearlas sin que se desgasten y parezcan acciones o estrategias mecánicas?

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