Los tiempos electorales (que por momentos parece que son permanentes, perpetuos) hace que ciertos temas se manoseen hasta el cansancio. Y la educación es uno de los favoritos, por supuesto. Todos apuestan a la educación como la clave para salvarnos de todos los males posibles. No es ocioso ni casual, lo sé; el problema es que no veo que se tome en serio.
Hace un par de años se celebró con bombo y platillo - festejo que desde entonces no se detiene-, una nueva "reforma educativa". ¿Qué hemos logrado desde entonces a nivel Sistema Educativo? El señor secretario del sector pide que no esperemos soluciones inmediatas; tiene sentido, pero algo debería estarse moviendo, ¿no?
En fechas recientes diversos especialistas en el tema educativo han expuesto sus valoraciones sobre los logros y fracasos de la reforma educativa hasta el momento -más los segundos que los primeros, sin duda-. Comparto aquí algunas de esas reflexiones que conviene analizar para comprender por qué la reforma de este gobierno ha sido insuficiente. Me parece especialmente pertinente el señalamiento que hace Manuel Gil en esta nota del portal Educación Futura, cuando destaca que esta reforma carece de propuesta pedagógica o modelo educativo. Ayuda también mirar el asunto desde la posición de Pablo Velázquez, de Mexicanos Primero, que en este artículo subraya la necesidad de transformar y no solo administrar el sistema educativo.
Para completar la foto, recientemente el INEE presentó un informe sobre el cual hasta ahora solo he leído resúmenes y notas periodísticas. A través de esas referencias, creo que se trata de un documento indispensable para evaluar el estado que guarda la nación -dirían los clásicos- en materia educativa. El informe puede consultarse y descargarse aquí.
La pregunta espera -urgentemente- nuestra respuesta e iniciativas. ¿Qué podemos hacer desde nuestras trincheras, desde nuestra escuela, desde nuestras aulas, para darle rumbo a un país que reclama con urgencia auténtica calidad educativa, una formación digna para sus niños y adolescentes?
Ernesto
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